No hay escasez de formas de reflexionar sobre cómo lideramos en un esfuerzo por iniciar y sostener el cambio. La cultura lo es todo. Establecer y mantener relaciones es primordial, por lo que detallé formas basadas en investigaciones para mejorar la moral en una publicación anterior y en Liderazgo digital. Otra forma de ayudar a garantizar el éxito en esta área es responsabilizarnos a través de una lente de autoeficacia.
Las ventanas y los espejos pueden ser metáforas increíbles cuando se trata de un liderazgo efectivo. La esencia de los líderes que adoptan este concepto es dar crédito a los demás por el éxito y asumir la responsabilidad cuando las cosas no van bien. Si se cometen errores, y se producirán, creen que es su culpa. Tales líderes creen que es su culpa si ocurren contratiempos durante su mandato. Podemos referirnos a esto como conducir con un espejo en la mano y mirar por la ventana para ver lo que más importa.
En Good to Great, Jim Collins comparte lo siguiente:
Los grandes líderes miran por la ventana para asignar crédito a factores externos a ellos cuando las cosas van bien (y si no pueden encontrar a una persona o evento específico al que darle crédito, le dan crédito a la buena suerte). Al mismo tiempo, se miran en el espejo para repartir responsabilidades, sin culpar nunca a la mala suerte cuando las cosas van mal.
Las ventanas y los espejos pueden ser poderosas herramientas de liderazgo.
Mientras reflexiona sobre su práctica, considere lo siguiente:
- ¿Mis acciones inspiran el cambio?
- ¿Levanto a los demás?
- ¿Estoy abierto a comentarios?
- ¿Busco oportunidades para crecer?
- ¿Busco la opinión de los demás cuando tomo ciertas decisiones?
Mire a través de una ventana y vea quién es el más responsable de implementar y liderar el cambio que resulta en mejores resultados. El colectivo es más grande y más influyente que una sola persona. Sea proactivo cuando se trata de obtener elogios para que se otorgue el crédito adecuado a quienes están desempeñando su papel para garantizar el éxito del sistema. Es esencial comprender las fortalezas y debilidades de cada uno y dar crédito en consecuencia cuando se logra el éxito (Brock et al., 2017). Al final, esto pagará dividendos no solo para la moral general sino también para su reputación como líder.
Cuando algo no sale bien o según lo planeado, mírese en el espejo para reconocer el resultado. La confianza se erosiona cuando se culpa públicamente a otros. La investigación ha encontrado que las personas son reacias a admitir que han fracasado debido a un deseo general de evitar la evaluación social negativa y la desaprobación de los demás (Leary, 2007). La pelota se detiene con el líder, simple y llanamente.
Sin confianza, no hay relación. Sin relaciones, no ocurrirá ningún cambio real y significativo. Si el equipo de liderazgo o el personal falla, mírese en el espejo y reflexione sobre lo que usted, como líder, podría haber hecho de manera diferente. Luego recoge a tu gente y comienza de nuevo. Si un individuo es la causa de un problema, hable con ellos directamente a puerta cerrada para corregir el problema.
Dirigir a través de ventanas y espejos puede desarrollar más humildad y empatía, lo que le será de gran ayuda mientras se esfuerza por apoyar a su personal. Ambos atributos son integrales en el desarrollo de relaciones que sustentan la cultura y también son necesarios para liderar el cambio.